Entonces, cuando peor pinta el día, me doy cuenta de que la sed no es sólo de agua. Que también está en mí la sed de Vida. Me empuja, me arrastra con fuerza a superar la dificultad de esta nube pegajosa que cubre el techo de mi habitación. Hay algo más: la luz del Sol que quema fuera, más allá de estas nubes de interior, y me recuerda que aún es tiempo.
El sitio de la derrota soporta mi victoria, ilumina la tiniebla un rayo de luz que atraviesa el corazón de las nubes. Este momento tiene una ventana que da a un patio más allá del tiempo, este segundo lo atraviesa una eternidad.
Entonces recuerdo que sí que hay árbol, y un río, y un agua que sacia esta sed de siglos, que nutre el campo sembrado y aún sin frutos. Y recuerdo que para vivir necesitamos algo diferente de lo que hace falta para sobrevivir. Mi tarea es elegir entre el sitio donde reina la resignación o el camino impredecible de la búsqueda y la espera.
Ahora mismo es una suerte vivir con la intuición de que hubo un lugar... como dice la canción:
"Me dijeron que no iba a volver
y al cabo de un año regresó
al lomo de un potro gallardo.
Y los flamencos al pasar
te veneran como al sol.
Por ti seré eterno manantial.
Porque a los niños
antes de darle leche
dales cariño"
CANCIÓN: Hubo un lugar.
ÁLBUM: Lágrimas negras.
INTÉRPRETES: Diego el Cigala y Bebo Valdés.