viernes, 23 de agosto de 2013

MADRE - Luis García Montero


Hoy va bien un poema y la canción que siempre nos cantabas...
 




Madre


Dentro de nada,
cuando me den permiso
las fieras de mi tiempo,
cumpliré una palabra que nunca me pediste.
Te llevaré a París.

Porque tal vez, entonces,
en los Campos Elíseos
o en las aguas del Sena,
con Notre Dame al fondo o con la Torre Eiffel,
veré de nuevo el brillo
más joven de tus ojos,
la luz adolescente
que baja del tranvía
con bolsas y comercios y saludos
y poco más de veinte años.

Hoy te recuerdo así,
como los días sin colegio,
bandera hermosa de un país difícil,
lluvia delgada de los sábados.

Nunca guardaste mucho para ti.
Ni siquiera una noche,
una ciudad o un viaje.
Tu tiempo se sentaba en nuestra mesa
y había que partirlo como el pan,
entre tus hijos y tu miedo.
Seis veces el termor
a que la enfermedad, el vicio o la desgracia
se quisieran sentar en nuestra mesa.

No vayas a salir, a dónde vas a hora,
hay que tener cuidado
con las mujeres y las carreteras,
deja ya la política.
Y sin embargo
lo que no te atrevías a pedir
duerme en el corazón de cada uno.

Porque el amor se hereda
como un abrigo sin botones,
y a mí me gustaría acompañarte
por los pasollos del museo,
más obediente y repeinado,
para encontrar en la Gioconda
el sueño y la sonrisa
de un carné de familia numerosa.

Te llevaré a París
o a la ciudad que duerme
en la taza de té de tus meriendas,
con tu cristalería
de familia burguesa
y más aspiraciones que dinero,
con tus dientes manchados de carmín,
con tus estudios de Filosofía
y Letras, je m'apelle
Elisa, j'ai cherché
la lune, la mer, la vie,
la pluie, mon coeur,
y todo se interrumpe.

Sólo somos injustos de verdad
cuando sabemos que el amor
no pasará factura.
Pero el río sin agua
también puede llegar a desbordarse,
y a tu lado me busca
esta vieja nostalgia de ser bueno,
de no ser yo,
de conocer al hijo que mereces.

Te llevaré a París. En mi recuerdo
has aprendido algo
de lo que te olvidaste en la vida:
pedir por ti, andar por tus ciudades. 



Autor: Luis García Montero                            
Libro: Vista cansada                                       
  Ed: Visor Poesía. Colección Palabra de honor.

viernes, 16 de agosto de 2013

Renunciar o Vivir

"Hay quienes se sienten incapaces de cambiar, de hacer un gesto libre, y prefieren volar, abandonar la tarima y construirse un paraíso artificial para instalarse. Cuando la realidad es tosca, sucia y mediocre, el actor siente la tentación  de instalarse en los universos de fantasía. Esta huida es, de hecho, una renuncia a vivir. 

La tendencia a edificar paraísos artificiales, tomando prestada la expresión de Charles Baudelaire, es finalmente una actitud contra la autenticidad, un intento de escurrir el bulto. Cuando se percibe la vida como fatalidad, como la ejecución mecánica de un plan escrito, la única opción que queda es el trabajo edificador de la imaginación que da aliento a la pobre víctima para seguir viviendo. Entonces tiene necesidad de crear una segunda vida en el espacio virtual, de entrar en el voluble territorio de los sueños e instalar allí su cabaña. Esta divagación onírica no es otra cosa que la expresión de un fracaso, de una renuncia a vivir." 

Vivir nunca es una renuncia. Me gusta mucho esa declaración clara, comprensiva y honesta de Francesc Torralba. La he leido en "El sentido de la vida" (Ediciones CEAC, 2011). Antes que ser actor, soy un hombre, antes que mi personaje existo yo. Y tengo derecho a vivir esta vida sin tener que ser alguien diferente a quien soy, o pidiendo perdón por ser quien soy. Porque aceptar una renuncia como válida provoca insatisfacción, desasosiego permanente y vacío. Y yo lo que quiero es vivir.

Basta de caretas. Y si no, que lo diga Bambino, que lo dice mejor que yo.