En el ojo del búho cabe toda la noche
el anillo de oro sonámbulo
que brilla como la punta de un alfiler al rojo vivo
cuando se lo lleva a la boca el fakir
que ha perdido su sable de plata en la sastrería
En esta habitación llena de barcos hundidos
hay laúdes que suenan como una concordancia de latigos
entre los candelabros de cera
que se suicidan cuando arden
Tú la etérea la pálida la herida
dame
la copa rebosante de la angustia líquida de los unicornios
porque los parlamentarios disecados
gimen sobre el perfil de una hipótesis
porque están oxidándose los dientes del arpa
que mordieron las corcheas desprevenidas
de una sonata austrohúngara en si bemol
porque los edificios buscan sus cimientos
como busca el ciego la moneda caída en la alfombra escarlata
sobre la que agoniza un pez globo
y especialmente porque las gafas del trapecista
saltan en su estucho
igual que el corazón de los trenes eléctricos
Tú la etérea la pálida la turbia
la que está a punto de morir
con el cuello cortado por el borde de un naipe
dame
la copa rebosante de crucifixión y mercurio
la cabeza disecada del chef que fue cazado en un sueño
porque la noche está tiñendo de amarillo
sus alas de murciélago educado
porque el almirante del lienzo academicista
está declarando su amor por quinta vez a la dentadura del tigre
porque las campanas suenan como acordeones de acero
porque todas las ciudades quisieran tener un nombre egipcio
porque las damas sin amor
agitan en el cubilete unos dados de obsidiana
que se transforman en caballitos prusianos
al rodar sobre el tapete
y muy particularmente
porque la orquesta duerme al completo
en su ataúd forrado de piel de violín
Y también porque las arañas de nácar
porque la avenida y viceversa
porque el candelabro que grita resplandores
en el restaurant de los cangrejos vivos
porque la estrella y la esmeralda que pierde su color con la tormenta
porque todos los sombreros han decidido fugarse
aprovechando el fuerte viento de estos días
y sobre todo porque no hay desconsuelo comparable
al de la silla que camina a cuatro patas
hacia los pies del ahorcado
AUTOR: Felipe Benítez Reyes
TÍTULO: Porque
LIBRO: Vidas improbables
EDITORIAL: Visor; Col. Palabra de Honor