pero yo qué quisiera ser sino ser
un mucho más humano, tanto tanto
que pasara a la historia por un hombre
a mano, el más humano de mi tiempo.
No sé si pido mucho para mí,
pero me encantaría ser aquél
con quien sueñan las damas cuando piensan
que debe haber un alguien en el mundo
que las sepa besar como merecen.
No sé si pido mucho para mí,
pero a ciertas edades uno sabe
qué es lo necesario para otros,
y, como hacen las madres siempre siempre,
se privan de pedir para sí mismas.
AUTOR: Carmelo Guillén Acosta
LIBRO: Revista Númenor, nº21
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